El avión híbrido se divisa en el horizonte

Sustituir la propulsión térmica por la eléctrica está más cerca que nunca, o al menos en parte. Boeing lleva años trabajando en el Boeing Sugar Vol (Subsonic UltraGreen Aircraft Research), un programa para el desarrollo de un avión híbrido que usará propulsión eléctrica en los momentos de baja demanda de energía y que mantendrá la propulsión térmica al menos los momentos de despegue y aterrizaje cuando las necesidades energéticas son mayores.

Este nuevo modelo de la empresa estadounidense incorpora una aerodinámica más orientada a planear y unas alas enfocadas al sostén con la mínima resistencia al avance para lo que se pliegan para maniobrar y para aparcar en tierra (ya que se espera que su tamaño duplique al de los aviones actuales).

El principal inconveniente de un avión eléctrico es el mismo que tienen los coches eléctricos: la densidad energética de las baterías es muy reducida, lo que conlleva tener que desplazar una gran masa con muy poca energía almacenada. Si esto es un problema en un medio de transporte pequeño como un coche a un avión lo hace inviable.

Es por ello, que este prototipo de avión como hemos dicho combina la propulsión eléctrica con la térmica. Si la necesidad energética del avión en vuelo horizontal o descendente es suficientemente pequeña, quizás podría mantenerse en vuelo sólo con la propulsión eléctrica e incluso si se consigue la tecnología adecuada apagar los motores de combustión en pleno vuelo, al menos en determinados momentos.


La compañía ha dado una fecha orientativa de viabilidad no anterior a 2030 y asegura que el ahorro de combustible será de alrededor del  70%. Aún tendremos que esperar unos años, pero parece que utilizar aviones menos contaminantes está más cerca que nunca.