Las mascarillas no lleva oxígeno |
Como explicamos en un artículo anterior el interior de los aviones se presuriza llenándose artificialmente con aire a una presión algo menor de la que existe a nivel del mar.
Si por alguna incidencia se produjera una despresurización la presión interior y exterior convergen, es por eso que todo lo que está dentro del avión explota y escapa hacia afuera. Es entonces cuando las máscaras caen proporcionándonos un oxígeno que dura unos 20 minutos, un tiempo suficiente para que el avión descienda a una altitud segura de 2.000 metros donde se puede respirar sin necesidad de un supletorio de oxígeno.
En lugar de cargar los aviones con tanques de oxígeno para estas situaciones, lo más habitual es que las mascarillas de oxígeno funcionen con un cilindro, que mediante una reacción química originada por diversos compuestos gaseosos ricos en oxígeno como el clorato de sodio o el peróxido de bario y que se produce en el momento de tirar de la máscara correspondiente, produciendo oxígeno para cada máscara.
Cuando el pasajero tira de los cordones que activan las mascarillas se produce una pequeña explosión que genera el calor necesario para que las sustancias químicas liberen el oxígeno y que pueden producir un leve olor a quemado.
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