¿Por qué hacen falta máscaras de oxígeno en los aviones?

Cuando un avión vuela a gran altura hay que tener en cuenta tres entornos distintos: el del exterior del avión, el del interior y el propio ambiente fisiológico del interior de los pulmones de los pasajeros.

Los aviones comerciales suelen volar a alturas de entre 10.000 y 12.000 metros sobre el nivel del mar y a esa altitud, la atmósfera es diferente de la que hay en tierra.

¿Por qué hacen falta máscaras de oxígeno en los aviones?
¿Por qué hacen falta máscaras de oxígeno en los aviones?


Para entenderlo mejor, podemos imaginarnos que la atmósfera es un inmenso océano de  aire. Cuando nos sumergimos bajo el agua y, a medida que alcanzamos mayor profundidad, percibimos un aumento de presión en los oídos. La razón se debe a que cuanta más profundidad nos encontramos más cantidad de agua tenemos encima y su peso nos comprime, es decir, aumenta la presión.

En la atmósfera ocurre algo similar. Vivimos sobre la superficie terrestre y la atmósfera se encuentra encima de nosotros, estamos sumergidos en el fondo de un mar de aire. La profundidad del mar de aire varía de un lugar a otro. Si nos encontramos en la costa, a nivel del mar, soportamos más aire que si estamos sobre la cima de una montaña. De esta forma, a cuanta más altura nos encontramos, menos aire tendremos encima y la presión será menor.

Cuando un avión despega, empieza a ganar altura muy rápido y la presión exterior va disminuyendo. Si se consintiera que la presión en el interior de la aeronave fuese la misma que la del exterior, la situación sería incómoda y peligrosa para los pasajeros.

Para evitarlo esta situación, el fuselaje es hermético y el interior se presuriza llenándose artificialmente con aire a una presión algo menor de la que existe a nivel del mar.
De esta forma, el avión mantiene en el interior una presión mucho más alta que la que existe en el exterior.

Por último, debemos tener en cuenta la fisiología de los pasajeros y tripulantes. Al respirar, llenan los pulmones de aire y es la presión la que empuja al oxígeno para que entre en las células. Se dice que el oxígeno penetra en las células pulmonares por sobrepresión. Si la presión del aire baja, el paso del oxígeno es más difícil y  tenemos problemas para respirar.

Cuanto menor es la presión, menor es la cantidad de oxígeno que pasa a la sangre. Si baja mucho, se origina una pérdida de oxigenación que se convierte en sensación de mareo, dolores de cabeza, estado de excitación y pérdidas de memoria y de juicio. Estos son los síntomas de la  hipoxia, un mal que  aparece a altitudes entre 3.000 a 3.500 m en personas sensibles y entre 4.000 a 4.500 m de altura en la mayoría de personas.

Si se produjera un accidente  y se abre un boquete en el fuselaje cuando el avión se encuentra a gran altura, la presión artificial que existe en el interior del aparato se pierde bruscamente y los pasajeros quedan  expuestos a la presión exterior que es muchísimo más baja. El cambio es tan brusco que la hipoxia aparece en pocos segundos.  Para evitarlo, hay que ponerse inmediatamente las máscaras de oxígeno que caen del techo del avión en caso de accidente. Las máscaras permiten seguir respirando, mantienen la oxigenación de la sangre y evitan la pérdida de conocimiento por hipoxia. Debemos ponernos la máscara de oxígeno antes de intentar ayudar a los demás, incluso a nuestros hijos, debido a que de no hacerlo posiblemente perdamos el conocimiento y no se la pondremos a nadie más. Y por esta razón hay que seguir siempre meticulosamente las instrucciones de los tripulantes de cabina de pasajeros.

Si aún tenéis alguna duda el siguiente video explica bastante bien como funciona el fenómeno de la presión atmosférica en los aviones: